¿Cómo vivirá Sudáfrica el mundial?
El deporte aporta una rentabilidad emocional difícil de explicar para el que no la comparta. En ocasiones esa pasión no sólo afecta a los aficionados de un determinado equipo o deporte sino a todo un país. Fue lo que ocurrió hace quince años en Sudáfrica. En 1995 el fin del aparheid todavía estaba reciente y apenas un año antes había alcanzado la presidencia por primera vez un negro: Nelson Mandela. Pero la desconfianza entre ambas comunidades todavía era importante. La selección de rugby había sido un reducto exclusivo de los blancos mientras los negros preferían interesarse por el fútbol. Pero Mandela logró implicar a la mayoría negra en el apoyo a un equipo donde todos eran blancos menos un jugador de color. Se trataba de lograr que blancos y negros pelearan por un objetivo común. El equipo sudafricano logró alzarse con el campeonato del mundo y en el estadio de Johannesburgo Mandela era ovacionado mientras el capitán de Sudáfrica alzaba la copa. A pesar de todas la violencia