Auge y caída del negocio olímpico
Muchos recordamos la emoción de la votación del Comité Olímpico Internacional que eligió a Barcelona como sede olímpica en dura pugna con París y otras ciudades. Esa competencia por albergar los juegos no existía a principios de la década de los ochenta debido a la experiencia canadiense. En 1976 la ciudad de Montreal albergó los juegos olímpicos me marcaron un antes y un después. Albergar unos juegos olímpicos siempre fue un motivo de orgullo para el país organizador pero el elevadísimo déficit alcanzado en esa edición arruinó las finanzas públicas que tuvieron que asumir una deuda que tardó en pagar treinta años. Incluso se estableció un impuesto especial sobre el tabaco para sufragar los gastos. Los problemas no se acabaron con los juegos ya que el estadio olímpico se convirtió en un gigantesco elefante blanco que supone importantes gastos de mantenimiento y cuyo uso es esporádico. Por otra parte el velódromo se reconvirtió en un jardín botánico. En 1980 los juegos olímpicos
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