Corinthians: sindrome Abramovich en Brasil
A cambio el club cedería el 51% de los ingresos al fondo. MSI estaba domiciliado en el Reino Unido y era representada en Brasil por el iraní Kia Joorabchian. No estaba claro quien estaba detrás de dicho fondo aunque ya entonces se sospechaba del magnate mafioso ruso Boris Berezovsky.
MSI pasaba a gestionar el equipo a través de un consejo con dos miembros del fondo y dos del club pero donde los inversores tenían voto de calidad. Un acuerdo que recuerda al modelo de gerenciamiento argentino pero sin que exista una separación patrimonial entre la empresa gestora y el club, con los riesgos que eso conlleva y que se comprobaron a posteriori.
Como hizo Gil en el Atlético de Madrid con el fichaje de Futre, MSI se ganó a la afición con numerosos fichajes: Tévez, Mascherano, Nilmar, Roger, Carlos Alberto o Marcelo Mattos. Con esa plantilla el Corinthias gana la liga el año siguiente y los aficionados se muestran encantados con el acuerdo con el fondo de inversión.
Igual que en el caso del Betis, la justicia fue la encargada de levantar las primeras sospechas: MSI utilizaba al equipo brasileño para lavar millones de dólares. Pero los aficionados seguían disfrutando de los éxitos deportivos.
Tras el cerco judicial, MSI cerró el grifo del dinero y los problemas deportivos empezaron a aparecer. El bloque de las cuentas del fondo de inversión terminó por dar la puntilla al acuerdo.
La llegada del maná, al más puro estilo de los Reyes Magos, que los aficionados recibieron encantados cayendo en el Síndrome Abramovich terminó por abocar al descenso al equipo con una deuda de más de 50 millones de dólares.
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