Los dueños del fútbol italiano



Las diferentes estructuras de propiedad de las  empresas es un tema muy estudiado en economía. Aunque parezca que dicha estructura varía mucho de una a otra, es posible encontrar unos patrones comunes según cada país. De esta manera en los países anglosajones la propiedad suele estar dispersa con escasos accionistas de control. En Alemania abundan las empresas participadas por bancos, en Japón la propiedad suele estar concentrada en conglomerados empresariales e Italia es uno de los países con más grandes empresas controladas por grupos familiares.
 
Algo similar ocurre en el fútbol. La propiedad de los equipos no es idéntica en todos los países. La mayoría de equipos alemanes están controlados por los aficionados (ver post Los dueños de la Bundesliga), los ingleses lo están por inversores financieros (ver post Los dueños de la Premier), los japoneses por sus multinacionales industriales (ver post Los dueños de la J League I y II) y los principales equipos portugueses cotizan en bolsa (ver post Las sociedades mixtasdel fútbol portugués). 

En el caso italiano, su fútbol tiene importantes similitudes a su tejido empresarial y los grupos familiares dominan la Serie A del calcio. En 1981 los equipos italianos se transformaron en sociedades mercantiles aunque no fueron autorizados a repartir dividendos hasta 1996 y con ello a cotizar en bolsa. Pero dicha autorización no ha impedido que los tres equipos que cotizan en bolsa (Juventus, AS Roma y Lazio) estén controladas por un accionista mayoritario. 

Con un tejido empresarial dominado por magnates y castas familiares no puede extrañar que el fútbol italiano se haya transformado en la pasarela perfecta de egos donde disputarse la relevancia social. Si los caballeros ingleses realizaban sus apuestas en los elegantes clubes londinenses, los potentados italianos se juegan su primacía en los terrenos de juego.

En muchos casos los equipos son reflejo de la trayectoria de su propietario. Esto es lo que ocurre con los dos principales equipos italianos: Juventus de Turín y AC Milan. En Italia parece que no se es nadie si no se posee un banco, un periódico y un equipo de fútbol. Y los equipos dominadores del calcio no podían escapar de esa hoguera de vanidades. 

Juventus de Turín es el equipo clásico del fútbol italiano, el que más ligas ha conquistado y el que lleva dominando las competiciones del país transalpino desde tiempos inmemoriales. Un equipo así no podía pertenecer sino a la dinastía empresarial de más rancio abolengo y dominadora de la burguesía turinesa desde principios del siglo pasado: los Agnelli. Los dueños de Fiat y del mayor conglomerado industrial italiano poseen el 63% del capital del equipo mientras el resto está repartido entre pequeños accionistas y cotiza en bolsa. Por eso no extraña que Jeep, filial de Fiat, sea el patrocinador de las camisetas de la Juventus. Como si de los patricios romanos se tratara, los Agnelli también dominan la sociedad turinesa controlando el principal periódico de la ciudad, La Stampa, y la entidad financiera Banco Leonardo.

Si la Juventus representa la imagen aristocrática de la vieja burguesía, el AC Milan es el equipo advenedizo que tras pasar por la segunda división se convirtió en el nuevo rico dominador del calcio. ¿Y quién puede ser el advenedizo que amasar una fortuna tal como para romper el statu quo de la casta empresarial italiana? No podía ser otro que Silvio Berlusconi, un auténtico selfmade man hijo de un empleado de banca y una ama de casa que se enriqueció en el negocio de las televisiones y hoy posee un holding empresarial con participaciones en múltiples sectores. Como no podía ser menos que los Agnelli, posee el periódico milanés Il Giornale y el banco Mediolanum. 

La práctica totalidad de sectores productivos están representados entre los dueños de los equipos de la Serie A. Massimo Moratti controla el otro gran dominador del fútbol italiano, Inter de Milan, que ya fue presidido por su padre cuando era un club y no una sociedad mercantil. Su fortuna proviene de la empresa petrolera de su familia, Saras. Recientemente vendió un 15% del capital del equipo a inversores chinos por 55 millones de euros pero sigue manteniendo el control absoluto. Del negocio del refino también proviene la fortuna que le ha permitido a Riccardo Garone controlar el UC Sampdoria. Además su empresa, ERG, es el principal patrocinador del equipo.

Otros equipos menores son propiedad de empresarios con una importancia más local. El Cagliari es propiedad del magnate de los cereales, Massimo Cellino; el Brescia del dueño de la empresa de sanitarios Saniplast, Luigi Corioni; el Catania del empresario turístico Antonio Pulvirenti; el Chiveo Verona del empresario textil Luca Campedelli y la Fiorentina del fabricante de productos de cuero Andrea Della Valle. El Genoa comparte propietario con la famosa marca Giochi Preziosi, Enrico Preziosi, y el  Lazio es propiedad del empresario de limpiezas Claudio Lotito. El Napoli está controlado por un empresario con negocios en la distribución de películas, sector que comparte con el presidente del Atlético de Madrid Enrique Cerezo. El control del Palermo recae en Maurizio Zamparini con negocios en centros comerciales. Si el fútbol en Parma estuvo controlado por la multinacional láctea Parmalat, tras su quiebra el equipo de la ciudad es propiedad del industrial mecánico Tommaso Ghirardi. El dueño del Atalanta es el más joven propietario de la Serie A con solo 22 años, Alessandro Ruggeri, tras heredar el equipo junto a la empresa plástica al fallecer su padre. Urbano Cairo dueño del Torino y Massimo Mezzaroma dueño del Siena desarrollan su actividad en el sector editorial.

Como en todos los casos y en el resto de ligas, también en Italia hay excepciones. Una de ellas es la AS Roma. El equipo capitalino está controlado en un 60% por un grupo de inversores norteamericanos encabezados por el italoamericano Thomas Di Benedetto. El restante 40% pertenece al banco Unicredit que tuvo que transformar en capital parte de las deudas que había concedido. Los inversores americanos tienen intereses también en el equipo inglés del Liverpool y el equipo de béisbol Red Sox. Con una Premier cada vez más cotizada y más cara por la constante llegada de nuevos inversores interesados en hacerse con un equipo, Italia les ha parecido un destino más asequible para lograr rentabilizar la inversión en el fútbol a imagen y semejanza de los equipos norteamericanos (ver post AS Roma para los americanos).

Pero si en el AS Roma los americanos todavía no acaban de encontrar la rentabilidad que se le resiste a los inversores en la Premier, el Udinese. El equipo norteño tiene un único propietario que controla el equipo, Giampaolo Pozzo, como el resto de la Serie A pero con la diferencia de que su motivación no es lograr proyección social sino lograr rentabilidad económica como con el resto de sus negocios. La temporada pasada el Udinese ganó 29,7 millones de euros. Y las tres temporadas anteriores sus beneficios han superado los 15 millones de euros. El negocio del Udinese no está en los derechos de televisión o los contratos de patrocinio. El equipo se dedica a fichar jugadores jóvenes y usa la Serie A como escaparate para después venderlos a los grandes clubes con importantes plusvalías. Su red de ojeadores invierte 13 millones anuales en buscar de posibles nuevas figuras. Para poder hacerse con los jugadores en etapas más tempranas adquirió el Granada primero y después el Cádiz para que probar sus fichajes antes de hacerlos debutar en el Udinese. Uno de sus colaboradores en los equipos andaluces es Quique Pina, antiguo propietario del Ciudad de Murcia que aplicó esa misma política de tener un equipo como escaparate para vender jugadores en su etapa murciana (ver por Accionariado Popular Ciudad de Murcia: una lección aprendida). La familia Pozzo expandió su negocio con la adquisición este mismo año del equipo inglés de segunda división Watford FC y también trato de controlar al Real Oviedo hasta la aparición de Carlos Slim. 

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