Si hace unas semanas comentaba por qué a los norteamericanos no les gustaba nuestro fútbol (su soccer), también resulta llamativo el fracaso del fútbol americano en nuestro continente. En este caso puedo hablar de mi experiencia personal. Descubrí el fútbol americano, aparte de por sus apariciones en películas, gracias a la cobertura que hizo Canal + a mediados de los noventa. Y me atrajo por su mezcla entre explosividad y táctica. Los pases de los quarterback y las carreras de los receivers eran espectaculares. Todas las semanas retransmitían en diferido un partido y emitían un resumen del resto de encuentros.
Pero el idilio se quebró cuando los equipos de la NFL jugaron un partido de pretemporada en Barcelona y Canal + lo retransmitió en directo. Todo cambió. El juego era lentísimo y las interrupciones constantes. Lo primero explica porqué los aficionados abandonan habitualmente sus asientos para comprar comida o bebida. Lo último motivado sin duda por la rentabilidad para la televisión. Ahora me explico porque los anuncios de la Super Bowl tienen tanto éxito.
Nada que ver con los vibrantes partidos de rugby que no te permiten abandonar la mirada del televisor por miedo a perderte un magnífico ensayo. Esto puede explicar del fracaso de la liga europea montada por la NFL y posterior a un intento de liga mundial de fútbol americano al estilo del que pretende la NBA. El experimento les costó a los equipos norteamericanos la friolera de 30 millones de dólares por temporada para lograr una escasísima atención por parte de los aficionados europeos. Un seguimiento que puede considerarse nulo fuera de Alemania.
El testigo lo ha recogido la Federación Europea de Fútbol Americano que organiza una competición entre los clubs europeos, la mayoría amateurs. Aunque el nivel competitivo de los norteamericanos en rugby no es muy elevado, sí parece superar al de los europeos en el fútbol americano.
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